¿Será que somos más insensibles?,
¿menos solemnes?,
¿más aptos para sobrevivir?
Estos días han sido grietas. Grietas con dobles filos y profundidades indeterminadas. Como la vida. Como la muerte.
Esbozas una sonrisa y se invita el lagrimón. Y viceversa.
Las otras profundidades... los recuerdos amplios, como de casa vieja. El patio de nuestras pláticas, la azotea de las abstracciones idolatradas. La amistad.
Así nomás. Como la palabra gracias, tan total.
El aquí... azotadón, subibaja emocional (so cursi)...
Me quedé.
Para bien...
Repito las preguntas, que ya no me hacen mucha gracia:
¿Será que somos más insensibles?,
¿menos solemnes?,
¿más aptos para sobrevivir?,
¿y cada vez más malos para escribir?
jueves, 24 de diciembre de 2009
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