Justo cuando creí que Ernesto Laguardia se llamaba Raúl Araiza, aparece en la televisión éste último con su playera polo color rosa. ¿Qué pedo con Galilea Montijo, y con los anuncios de aceite que le tiran caca a la otra marca de aceite promocionada por el sujeto nefastín ese que sale haciendo yoga? Entonces Ernesto Laguardia me pide que le diga a
Marmarita que se ponga frente al televisor. Le envío un mensaje y así nos enteramos de que Frida Sofía se pasoneó con barbitúricos y alcohol y de que Gloria Trevi padeció o disfrutó "muchos dólares por todos los dolores". Luego Mizada sugiere que nos alejemos de las
garrapatitas energéticas y un reportero nos invita a que notemos que Silvia Pinal "es toda una señora". Y ese trote televisivo porque se avecinaban unas once y media que prometían. Pero tic tac, reloj maldito, se hicieron las doce con nueve minutos y ésta que posa sus nalgas aquí, por default, se dispone a chingar su borrega personal (y metafórica). Va de nuez: